La pregunta que todo el mundo se está haciendo es: ¿Qué va a pasar con la economía de Brasil, la mayor potencia Latinoamericana y cómo va a repercutir en sus países vecinos?
El 1º de enero asumió la presidencia de Brasil Jair Bolsonaro por los próximos cuatro años.
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El futuro presidente se presenta como una figura polémica y encuentra una situación económica que no es la mejor.
De acuerdo con Focus Economics, que recopila las proyecciones de numerosas consultoras y analistas, se espera que el Producto Interno Bruto brasileño crezca 2,3% en 2019 y 2,5% en 2020.
Estos números reflejan una aceleración respecto al último dato disponible para 2018, que muestra un crecimiento interanual de 1,4%.
Si bien la perspectiva económica pasa a ser más positiva que a principios de año, aún resta ver como consigue la nueva administración lidiar con los principales problemas que acechan a Brasil:
El aumento de la pobreza, el desempleo y el alto endeudamiento.
La deuda pública ha trepado hasta el 77,2% del PIB, si esta tendencia alcista del crecimiento de la deuda no se frena, se pondrá en duda la capacidad de pago de Brasil, lo cual podría ocasionar otra crisis.
El optimismo respecto a la situación económica ha vuelto a Brasil luego de que Bolsonaro ganara las elecciones dado que el futuro mandatario se presenta con una agenda económica pro-mercado y promete privatizar las empresas públicas, disminuir la deuda y dejar de lado las preocupaciones ambientales para dar paso a los planteos de los grupos agrícolas y mineros.
De acuerdo con Datafolha, el 65% de los brasileños cree que la economía mejorará en los primeros meses luego de la asunción de Bolsonaro, esto implica un gran salto respecto al 23% que opinaba de esa forma en agosto, antes de las elecciones.
La misma encuesta señala que dos tercios de los brasileños creen que su situación financiera personal mejorará en 2019 y casi la mitad considera que el desempleo caerá mientras que su poder de compra aumentará.
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Este respaldo popular y optimismo puede generar condiciones propicias para que el nuevo presidente conforme las alianzas necesarias para implementar las reformas económicas prometidas.
Uno de los puntos fuertes del plan económico de Bolsonaro es Paulo Guedes, quien estará al frente de la conducción económica del país encabezando un “súper ministerio” que tendrá bajo su órbita a los antiguos ministerios de Hacienda, Panificación e Industria y Comercio.
Evolución del IBOVESPA y la cotización del dólar en Brasil durante 2018
Fuente: Bloomberg
En conclusión, Brasil enfrenta una situación complicada pero las expectativas son optimistas.
Los primeros meses de gestión serán claves para ver si se consolida este camino positivo.
¿Qué implicancias tiene esto para el resto de América Latina?
Siendo que Brasil es la principal economía latinoamericana, su situación económica es clave para toda la región.
Dado que la perspectiva para la economía brasileña se ha tornado más positiva esto genera un “efecto contagio” sobre el resto de los países latinoamericanos, sobre todo por los vínculos comerciales que estos países mantienen con Brasil.
En ese sentido, el enfoque más aperturista que tendría el nuevo gobierno representa una gran oportunidad para sus socios comerciales, en especial para los miembros del MERCOSUR, tanto para realizar acuerdos comerciales en bloque como para flexibilizar la posibilidad de obtener acuerdos de forma bilateral.
Por otro lado, la perspectiva de un real más fuerte implicará que para los brasileños será más barato comprar fuera del país, por lo que la actividad turística de los países de la región se verá beneficiada por la llegada de más turistas brasileños.
Por último, cabe destacar que una mayor fortaleza económica en Brasil implicará que toda la región se volverá una zona más atractiva para recibir inversión extranjera directa.
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