El día de hoy, 29 de marzo de 2019, era la fecha prevista originalmente para la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Sin embargo, luego de muchas idas y venidas, aún no está claro cuando se concretará efectivamente esta partida, aunque la nueva fecha en vigencia es el 12 de abril.
Más temprano, la primera ministra Theresa May regresó al parlamento británico para presentar un acuerdo que ya había sido rechazado dos veces, pero la tercera no fue la vencida y los votos por el “no” superaron a los “sí” nuevamente, aunque por un margen más ajustado.
La posibilidad de una salida sin acuerdo es ahora una de las más probables, pero no la única. Ahora se abren tres caminos alternativos: la primera, y tal vez la menos probable, es que el parlamento presente algún plan alternativo y solicite una extensión de los plazos previstos antes del 10 de abril; la segunda alternativa es que se llame a una elección general, lo cual también implicaría una prorroga en la salida; por último, la otra opción es que todos los planes alternativos fracasen y que finalmente se concrete un no-deal-Brexit el 12 de abril, este último sería el peor de los escenarios posibles para la economía británica, la cual, según estimaciones del Banco de Inglaterra, recibiría un golpe solo comparable con la crisis financiera internacional de 2008.
¿Y ahora qué?
La Cámara de los Comunes deberá decidir el lunes que camino tomará para salir de esta encrucijada, mientras tanto, la libra británica borró todas sus ganancias y cotiza en los niveles más bajos de las últimas tres semanas. La volatilidad continuará durante el fin de semana mientras se siguen tejiendo los hilos de esta telaraña.
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